En un gran número de pequeñas y medianas empresas el precio empieza a fijarse calculando el número de unidades que hay que vender para que con los ingresos totales obtenidos se puedan cubrir los gastos efectuados, esto es lo que se denomina «punto muerto» o «umbral de rentabilidad», es decir, el volumen de ventas que se realiza a través del cual la empresa no obtiene ni beneficios ni pérdidas.
El punto muerto es, pues, aquella cantidad de ingresos que genera un margen de contribución (porcentaje sobre ventas) igual a la cuantía de costes fijos. Por encima de dicha cantidad se obtienen unos ingresos que, una vez absorbidos los costes fijos, proporcionan beneficios y por debajo de la misma proporcionan pérdidas.
El cálculo del punto muerto se efectúa partiendo de la siguiente formulación matemática:
Beneficio = Ingresos totales – Costes totales
Beneficio = B
Ingresos totales = It
Precio unitario = p
Unidades vendidas = q
Costes totales = Ct
Costes variables totales = CV
Costes fijos totales = CF
Coste variable unitario = CVU
B = It – Ct = It – (CF + CV) = q x p – (CF + CVU x q)
Teniendo presente que en el punto muerto el beneficio es nulo, es decir, los ingresos totales son iguales a los costes totales.
It = Ct ; q x p = CF + CVU x q
q (p – CVU) = CF
p – CVU = Contribución unitaria del beneficio
Punto muerto, en cantidad = CF = Costes fijos
p - CVU Contribución unitaria
Punto muerto, en euros = CF
Margen de contribución
Margen de contribución = Contribución unitaria
Precio unitario
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